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La verdadera misión del funcionario Arturo Valenzuela en la Argentina
Por Horacio Çaró.
Un funcionario diplomático que lanza un exabrupto y a las 24 horas es desmentido por el embajador de su país sólo puede ser tomado en serio por quienes, como lobos hambrientos en la nieve, necesitan una presa, por pequeña que sea, para saciar su voracidad.
Eso ocurrió en las últimas horas cuando el subsecretario para Asuntos del Hemisféricos de la Cancillería norteamericana, Arturo Valenzuela, “advirtió que detectó entre los empresarios de EE.UU. basados aquí, preocupación por la «inseguridad jurídica en Argentina»“, según tradujo –en forma abominable– el matutino porteño Clarín. Antes de que la portada de ese diario comenzara a avejentarse, la embajadora de los Estados Unidos en la Argentina, Vilma Martínez, declaró: “A pesar de lo que ustedes han leído en los titulares la relación es muy positiva”. La diferencia entre este episodio y el que protagonizara el ex embajador Terence Todman durante el menemismo es que esta vez la diplomática salió a reivindicar al gobierno argentino. La gravedad no fue la que prefirió interpretar el monopolio. El funcionario vino a codearse con el enclave opositor y dejó entrever que el golpe en Honduras es un precedente.La tesis de los gobiernos legales pero ilegítimos, que en Tegucigalpa se encarnó a través del Congreso y se ejecutó por medio de las bayonetas de las Fuerzas Armadas tiene límites precisos en la mayoría de los países al sur del Río Grande. El desprestigio, descrédito y/o transformación de los ejércitos latinoamericanos después de la orgía de sangre en las décadas del horror impiden que esos procesos destituyentes se corporicen en generalatos o almirantazgos.Pero en las décadas futuras tal vez los historiadores describan algunas acciones de los partidos de oposición en la América Latina actual con una frase levemente modificada respecto de la antigua y clásica definición de las debilidades que aquejaban a los civiles golpistas: “Iban a tocar las puertas de los canales y los diarios”, se dirá.Precisamente, en la edición digital de este jueves, el matutino Clarín describe así la parrafada de Valenzuela sobre la inseguridad jurídica: “Desde el episodio Antonini Wilson en el caso de la valija llena de dólares que llegó desde Venezuela, éste es el cruce más delicado del Gobierno argentino con Estados Unidos”.Uno de los capítulos más bochornosos de esta saga pueblerina entre cipayos y patrones que andan de visita por sus colonias es la que protagonizó la oposición que, con Cobos a la cabeza, fue a lamer las botas del funcionario yanqui. Clarín lo cuenta así: “El jefe de Gobierno porteño le llevó un mensaje cargado. «El ciclo político del kirchnerismo está llegando a su fin. Existe otra Argentina que no quiere vivir aislada y desea volver a vincularse con el mundo», soltó (Mauricio) Macri en su reunión privada con el secretario de Estado adjunto para América latina”, a quien de paso se lo asciende de cargo. En patriótico tono, el empresario PRO agregó: “La Argentina que viene es un país donde la gente va a poner su energía en trabajar, no en pelearse”.El diario de Ernestina Herrera revela además interesantes comentarios proferidos por Valenzuela a esos dirigentes políticos opositores al gobierno nacional pero no emitidas en comunicado alguno: “Valenzuela remarcó la importancia de consolidar las instituciones y fortalecer a los partidos políticos como una forma de contrarrestar uno de los principales riesgos que afronta la democracia en la región: el de los personalismos”, reseña el periódico sin citar fuente. Y agrega: “Habló sobre México, Colombia y Venezuela. Pero se detuvo, sobre todo, en el caso de Honduras, subrayando su preocupación porque el golpe contra Mel Zelaya no siente un precedente...”. Quienes tengan ganas, éntrenle a estos dos párrafos, porque vale la pena. Ya se sabe qué quiere decir un funcionario norteamericano cuando habla de “personalismos” y, sobre todo, elige cómo “contrarrestarlos”. Pero si acto seguido alega que le preocupa que el golpe contra Zelaya “siente precedente”, léase: “Que quede claro: ES un precedente”.En su afán por defender los intereses nacionales, Clarín continúa su relato del almuerzo en el que se comió “lomo con papas”, y le estira la alfombra a un estadista: “(el vicepresidente Julio) Cobos planteó la importancia de equilibrar la balanza comercial (que hoy favorece a Estados Unidos) y, en ese sentido, abogó porque los productores argentinos puedan mantener el sistema de preferencias que les permite el ingreso de algunos productos nacionales a tasa cero al mercado estadounidense”. Ni el asomo de otra fuente que no sea el propio Cleto, pero ya se dijo, antes cuarteles, hoy diarios.La “seguridad jurídica”, de Todman para acáParece que Valenzuela puso cierto énfasis al charlar animadamente con los dirigentes opositores cuando se tocó la “seguridad jurídica”. No la que la empresa Kraft desconoció al despedir delegados gremiales y otros trabajadores sólo por reclamar mínimas medidas de seguridad sanitaria, sino la de otras firmas, que no mencionó. Tal vez Kraft haya pedido que cambie esa seguridad por otra. Veamos: “Valenzuela, anticipando algo de lo que luego plantearía ante los periodistas, remarcó la importancia de la «previsibilidad» y la seguridad jurídica, para atraer inversiones. Y recordó dos temas pendientes de resolución: el de los holdouts que no entraron al canje y el de los juicios de empresas en el CIADI, en trámite desde la crisis de 2001”, consigna Clarín, sin apego por el disimulo.El episodio en el que ex embajador Terence Todmany filtró a la prensa en pleno menemismo la queja de empresas yanquis por las coimas que pedía Emir Yoma, entre las que estaba el frigorífico Swift, mostró hasta qué punto las épocas que añora Mr. Valenzuela garantizaban la seguridad jurídica que de verdad reclaman los capitanes empresariales de EEUU. Porque el subsecretario también había opinado sobre ese suceso denominada Swiftgate: “Noté una diferencia con una conversación que tuve aquí en el ‘96, siendo funcionario del Departamento de Estado pero especializado en México”, generando un suspenso que rápidamente despejó así: “En el ‘96 había mucho entusiasmo e intenciones de mucha inversión. Hoy día lo que escuché es una preocupación por el tema de la inseguridad jurídica, por temas de manejo económico y preocupaciones de que, a menos que haya algunos cambios, no se realizarán las inversiones que ellos podrían hacer”.El esfuerzo de la embajadora estadounidense por compensar la desmentida y no circunscribirla al desbocado subsecretario al referirse a “los titulares” y no a “las declaraciones”, no es más que el típico doble juego del Departamento de Estado, en el que siempre hay un chico malo y otro bueno. Vilma, en una breve conferencia de prensa, sostuvo: “Estamos trabajando con Argentina para aumentar la inversión”, dijo la embajadora de Estados Unidos. La diplomática, latina como el sub, de origen chileno, reivindicó a la Argentina como “un socio clave en la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y en la no proliferación nuclear”. Y destacó, como se dijo antes: “A pesar de lo que ustedes han leído en los titulares de hoy la relación es muy positiva”.La embajadora formuló estos conceptos en el marco de una recepción que ofreció a periodistas en la sede de la Embajada con motivo de las fiestas de fin de año. No se publicó con el despliegue de las declaraciones de Valenzuela, claro, pero por si no entendía bien, agregó: “Estamos trabajando con la Argentina para aumentar la inversión y queremos que vengan muchas más”.Que los políticos opositores recorran las embajadas llevando cartas que les dan letra a los funcionarios que preparan, con tiempo y paciencia imperiales, los escenarios propicios para eventuales movidas cívico-mediáticas, no parece estar en la agenda de muchos dirigentes “progresistas” que hablan mucho de democracia y de centroizquierda pero terminan abrochando con los interlocutores de Valenzuela. Luego de los movimientos de danza que esas fuerzas “progresistas” ejecutaron junto a la derecha, un gobernador socialista se hizo eco de las palabras del subsecretario estadounidense Valenzuela y musitó, según el diario La Capital: “(Hermes) Binner también coincidió hoy con las advertencias de Estados Unidos sobre la preocupación de empresas norteamericanas por la «inseguridad jurídica» en el país, y sostuvo que la misma inquietud se la plantean los hombres de negocios en su provincia de «punta a punta»”.Quizás los estrategas que pergeñan la campaña político-mediática contra el gobierno nacional subestimen el profundo sentimiento antinorteamericano que existe en buena parte de las sociedades latinoamericanas, incluida la argentina. Ese electorado es sumamente reactivo a los mandatos y sugerencias de los funcionarios yanquis, y no les importa si sus referentes andan por ahí, orientados sólo por un puñado de segundos al aire que los lleven a las poltronas deseadas. Raposas, bah.
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